martes, 2 de diciembre de 2014

Microrrelato



MICRORRELATO.

Llovía estruendosamente.Un coche conducido por un anciano de facciones muy arrugadas y mirada siniestra atravesaba en aquel momento la carretera. Al tomar la curva,el auto comenzó a patinar y dio tres angustiosas vueltas de campana antes de ir a parar sobre un denso matorral,quedando inmóvil con las ruedas mirando hacia arriba.Al cabo de unos segundos,el espantoso hombre...

...emitió un grito estremecedor;fue en ese momento cuando decidí acercarme,pero,justo antes de llegar vi como intentaba salir entre espantosos gruñidos.Me quedé inmóvil examinando al hombre que parecía haber salido ileso del accidente,excepto porque no paraba de repetir entre risas escalofriantes:
-¡Tengo la solución a todo los problemas;con esto traeré la paz mundial!
Mientras lo decía,enseñaba una pequeña caja metálica.Pero eso no era lo único extraño;los humanos solo hablaban con nosotros para que cumpliésemos órdenes,ni siquiera se molestaban en mirarnos,como si fuéramos chicles negros pegados al suelo que pisaban todas las mañanas en la ruta habitual hacia el trabajo.En lo único que se molestaron fue en hacernos impermeables para poder vigilar en plena tormenta si algún asqueroso humano necesitaba ayuda en una carretera en la que pasaba un coche al mes por el simple hecho de perderse o encontrar un nuevo atajo.
Entonces encontré la solución para que mi especie,la robot,sea tratada y reconocida como se merecía;la caja.Me acerqué al hombre,pero ni se inmutó,y por detrás,en la nuca,le dí un fuerte golpe con mi mano de acero.Cayó sonriente soltando la caja,y mientras se desangraba susurró:
-Gracias
No me detuve en sus raras últimas palabras y abrí la caja;en ese instante me di cuenta de a qué se refería aquel anciano con'la solución`,aquella caja contenía nuestras sombras,hambrientas de esperar para llevarnos al olvido.
Y el mundo sucumbió bajo la lluvia.

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